Todavía, siempre...

La bola de cristal de J. W. Waterhouse
En el lugar privilegiado que puede tener una pequeña flor como yo, se pueden hacer observaciones muy obvias pero muy ciertas. Hay distintos tipos de personas. Como en el jardín en el que vivo, hay muchas formas y colores en el mundo. Nosotras las flores, las hierbas y demás plantas no tenemos algo que a los humanos les parece crucial: el futuro. Nos contentamos dejar los rayos del sol nos acaricien suavemente y nos importa bien poco eso que a los humanos les hace tomar tan distintas actitudes. De ahí viene lo que decía al principio: los humanos toman muy diferentes posiciones al respecto de esa palabra tan grande y resonante.

Sine nobilitate

He aquí un snob clásico, ¿no es entrañable?
De todo hay, y de todo tiene que haber en la viña del Señor. Personas con distintas manías, rarezas y peculiaridades tienen derecho a coexistir. Los personajes a los que dedico esta entrada también –a pesar de que nuestra temida Reina de Corazones seguramente mandara cortarles la cabeza en otra etapa de su vida–, pues en el País de las Maravillas hay lugar incluso para los insectos más pequeños.

Son conocidos como snobs y los "intelectuales", nuestros protagonistas, proliferan a pasos agigantados de un tiempo a esta parte.

Siéntense

Bien, veamos.
Vean.
Permitan que me siente.

Por supuesto, es un mero formalismo, pues ya estoy sentada. Lo que quería decir es que ya pueden sentarse ustedes. Tampoco se esparramen en sus butacas, un poco de decoro, que esto no es una noche de desvaríos con sus coleguitas, o como los llamen en la jerga del estrato social al que pertenezcan. Y no es que yo, por ser reina, pertenezca a uno.