“¿Quién limpiará esta sangre de nosotros?”

El santo del día de la matanza de las rosas
No hay cosa que odiemos más las rosas que el día de San Valentín. En esas fechas somos torturadas y mutiladas para que alguna persona ñoña nos regale a otra persona igual de ñoña como si fuéramos un trofeo. Admito que el que se nos considere las flores más románticas por la mayoría del populacho es halagador. Nos sabemos admiradas y eso, a las flores, nos encanta. Pero una cosa es ser admiradas y otra muy distinta es ser esclavizadas sólo para que la o el pichurri de turno ponga una sonrisa tontísima y tenga una (no menos tonta) excusa para poder follar, fornicar, trincar o lo que a usted, querido lector, le dé por llamar al acto de reproducción de la especie humana sin reproducción ninguna.

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El dios que no tenía otra cosa
mejor que hacer que andar
tirando flechas sin ton ni son
Seamos sinceros: las rosas no somos las únicas que odiamos ese día. Los humanos también lo odian, y lo odian casi con más fuerza que nosotras. Tal vez, respetable lector, sea usted una de esas personas que realmente viven con alegrías estas fiestas. No dude usted que forma parte de una minoría. Da igual que una persona esté soltera o con pareja, lo más probable es que estas fiestas no le hagan la más mínima gracia. Si está en las filas de la soltería puede que no le guste por dos razones principales. Por un lado, puede que porque usted y cualquier cosa que se pueda calificar como “cursi” sean como el agua y el aceite y no se junten ni rezando a Santa María Conciliadora. San Valentín es la apología de lo cursi así que, obviamente, los escaparates con corazones, ositos, flores, besos y chocolates, le produzcan una alergia severa. La otra razón por la que puede odiar San Valentín estando soltero es evidente: usted está solo y ésta es una celebración para parejitas. Puede que el resto del año se sienta más que cómodo con su soledad y muy feliz con ella. En estas fechas la publicidad, los amigos y hasta puede que la famili, parece que no entienden que estar solo puede ser una cosa buena. Así que, dependiendo de su estado emocional y lo que le influyan estos recordatorios, pueden pasar dos cosas: o bien en el fondo está deseando tener un pichurri con el cual hacer cursiladas juntos y esto le pone triste, o bien le da igual la vida parejil pero la insistencia con el tema le amarga durante unos días.

Si tiene pareja, es igual de probable que no le guste San Valentín. Y no, no me refiero al mil veces gastado “no me gusta porque es muy comercial” o “es que lo ha inventado El Corte Inglés”, ni a la diez mil veces gastada coletilla final de “¿por qué tenemos que regalar algo ese día y no hacerlo cualquier otro o dar detalles cada día?”. Estas frases tan originales no significan nada. Si es usted una de las personas que las dicen, desengáñese. Responda sinceramente, ¿realmente da detalles a su pareja cualquier otro día del año? Puede que sí sea así, pero esta rosa ha tendido a escuchar más este tipo de frases en la gente menos detallista que en la gente que realmente lo es. Seamos claros: a usted no le gusta San Valentín por el quebradero de cabeza que supone pensar en un regalo que pueda ser medianamente significativo para su pareja. Proponerse un presupuesto cuando el dinero no abunda, hacer un plan para ese día, calibrar qué tipo de regalo puede recibir para no dar menos de lo que se recibe… En fin, una serie de cosas para las que no todo el mundo está hecho.

Si usted está hecho para estas fechas y no responde a estos perfiles, o sencillamente le trae sin cuidado todo esta parafernalia, mejor pare de leer. Porque, en nombre de todas las rosas mutiladas por el día de San Valentín, voy a hacer una lista en la que no me cortaré a la hora de destripar ciertas cosas que se creen románticas y que, en realidad, lejos quedan de serlo.

I. El símbolo del corazón, que nada tiene que ver con la forma del órgano en sí, tiene muchas posibles historias y significados y, en su gran mayoría, nada románticos. Las teorías son varias y muy pintorescas. Desde que representa el culo de cupido hasta otras que hablan de que son representaciones de pechos, de testículos o el vello púbico femenino. Personalmente mi favorita es aquella que sostiene que hace referencia al silfio una planta ya extinta que abundaba y era importante para sociedades mediterráneas de la antigüedad, hasta el punto de convertirse en escudo de una moneda griega allá por el s. VI a.C. ¿Cuál era la gran virtud de esta planta? Servir como supuesto anticonceptivo y, no menos importante, como abortivo.

II. Buena parte de las ansias de romanticismo son un producto derivado de la infancia, de los consabidos cuentos de princesas. Ya sea por Disney o por la letra escrita, todos conocemos las historias de bellas princesas y valientes príncipes. Sin embargo, si nos ceñimos a los cuentos originales, muchas veces más que románticos son absolutamente inquietantes. Tomemos el caso de la Bella Durmiente. Los hermanos Grimm nos cuentan que un galante príncipe se quedó prendado por la belleza de una princesa cuyo maleficio la tenía durmiendo durante mucho tiempo. Presa del encanto de ese rostro, no pudo contenerse, y le dio un beso rompiendo el maleficio. En la versión anterior de este cuento (y más cercano al original, de tradición oral), Charles Perrault difiere mucho en esta parte. El supuesto galante príncipe, que de galante tendría bien poquito, no se detendría en el beso y la penetraría mientras estaba dormida. Vamos, una violación en toda regla.

III. Hablando de cuentos de princesas, no podemos olvidar el caso de la Sirenita. Es costumbre de Disney suavizar y edulcorar las cosas para que todo acabe con un “y comieron perdices”. Pero en la versión original de Hans Christian Andersen, el príncipe opta por casarse con otra mujer, bípeda como él, y ella, la sirenita, acaba suicidándose. Aunque al final no muere del todo y se convierte en otro ser fantástico, quien haya leído esta parte del cuento entenderá lo terriblemente trágico y poco romántico que resulta.

IV. Según no sé qué estadística, a pesar de que en estas fechas aumentan las ventas de condones, después de la resaca del día del amor aumentan paralelamente las ventas de test de embarazo.

V. La misma estadística aporta datos que confirman lo que llevo diciendo desde el principio: las personas en este día se sienten solas, muy solas, y en consecuencia aumentan también las ventas de mascotas, otra forma de esclavitud. Por no mencionar que un considerable porcentaje de mujeres se envía flores a sí mismas para cubrir las apariencias y fomentar su propio desequilibrio.

VI. Que el enamoramiento es un cóctel de hormonas, azúcar, flores y muchos colores no es sorpresa para nadie. Esta mezcla eternamente insostenible tiene fecha de caducidad: la cifra exacta son tres años. Así que si usted es un adicto a estar enamorado o confunde el verdadero amor con el enamoramiento, son malas noticias.

VII. Aunque San Valentín es la celebración del romance y el amor, parece que el romanticismo está muriendo y con él la fidelidad. Por ello no es de extrañar que la potente empresa Ashlee Madison tenga tanto éxito, sobre todo en España. A lo que se dedica su página web es, ni más ni menos, que a conectar a gente que quiere ser infiel entre sí. Algo como un Facebook de la infidelidad.

Podríamos seguir escarbando en más cosas que podrían poner en tela de juicio todo este caos que es el día del amor. Desde mi posición lo tengo muy claro. El romanticismo ha muerto. Y nosotros lo hemos matado.

2 comentarios:

  1. XD Qué buena es la imagen del final, ahí desganaos en plan "ya se podía ir a dormir a otro sitio después de hacerlo". En resumen, que las tiendas se llenan de culos de cupido mientras los agobiados amantes compran flores cruelmente cortadas para que les miren mal los que no quieren cursiladas... Qué celebración más rara, de verdad.
    Y secundo lo de lo comercial, cuantos de los que lo dicen no tienen problemas en celebrar de la manera más comercial posible Halloween, Navidad, Año Nuevo y hasta San Patricio si hace falta.

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    1. Si, Milady_de_winter, toda la razón del mundo. A la gente le parece muy comercial lo que le conviene, XD.

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