Obituarios, esquelas y demás bagatelas

Amo las necrológicas de los periódicos, pueden llegar a ser muy morbosas. Yo las leo siempre. A decir verdad, es una putada que tengas que comprarte todo el periódico para poder leerlas. Es como si para tomarte un vaso de leche te obligasen a comprarte una vaca... En fin, a lo que iba: no se me puede negar el encanto de esos dichos formulares, de esas piadosas siglas que piden reposo para el malogrado ni la modesta enumeración de toda la parentela con los apodos entre paréntesis para deslumbrar a las amistades. No, no se puede. Tal vez podríamos echar en falta un anexo con el expediente clínico de cada uno, pero ya digo, este insensible país prefiere guardar ese espacio para los deportes.

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Por otra parte, además de invitarnos poderosamente a reflexionar sobre el paso del tiempo y el devenir de la existencia tienen una profundidad psicológica especial. Tomemos por ejemplo el inolvidable “tus familiares y amigos no te olvidan”. ¿En serio? Venga, confesadlo. Confiésalo tú, amigo que por dentro celebras que haya prescrito aquella cuantiosa deuda (sí, sí, la que ibas a pagar poco a poco), y confiésalo tú también, cada vez menos desconsolada viuda que miras con ternura al amigo y ya planeas algún capricho con esa simbólica pensión: algo sí olvidáis. Bien, no seré tan malpensado, no olvidáis, pero como que os desentendéis del recuerdo, os despreocupáis. El muerto al hoyo y el vivo al bollo, ¿sí o no?

De acuerdo, dejo la digresión por ahora. Permitidme añadir nada más que de todas las necrológicas mis preferidas son aquellas que van con foto, siempre que esta sea en blanco y negro. Una foto de un muerto en blanco y negro refuerza la idea de que está muerto, a color es como zombie y siniestra. Tienen especial atractivo las fotos de carné setenteras en las que el finado presenta unas gafas de pasta gruesas y abundante vello en el entrecejo, máxime si están conjugadas con una beata cruz y el nombre de su parroquia de toda la vida, pero esto ya es un gusto muy personal.

Sólo hay una cosa que no me convence: ¿ruegan una oración por su alma? ¿Qué es eso de rezar por compromiso? No me jodas. Una de dos, o quitamos eso o exigimos la oración de marras. Una vez conocí a un tipo que aprovechaba para leer a Antonio Gala en los funerales de sus amigos: terminó haciendo una tesis doctoral. Yo personalmente prefiero a todos los de mi barrio encadenados a los bancos de la iglesia y sufriendo por mí (de una manera u otra) que tenerlos pensando en bobadas mientras se me rinden las honras fúnebres. No sé, vosotros diréis.


De interés nacional:

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