Fernando Miranda "Próspero" en Hamlet se escribe con H |
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Pregunta: Para empezar, quiero
agradecerte que hayas accedido a entrevistarte conmigo. Cuéntame, por favor,
¿por qué decidiste representar un Lorca?
Respuesta: Lorca es ya un autor clásico de repertorio, pero lo que se conoce de su producción son fundamentalmente los dramas rurales. El denominado teatro imposible de Lorca era quizá imposible para su época, pero hoy en día los creadores y espectadores contemporáneos ya son capaces de digerir este teatro tan frecuentemente apartado. El adjetivo “imposible” es siempre un reto para cualquier creador.
Respuesta: Lorca es ya un autor clásico de repertorio, pero lo que se conoce de su producción son fundamentalmente los dramas rurales. El denominado teatro imposible de Lorca era quizá imposible para su época, pero hoy en día los creadores y espectadores contemporáneos ya son capaces de digerir este teatro tan frecuentemente apartado. El adjetivo “imposible” es siempre un reto para cualquier creador.
P: ¿Cómo ha sido la labor
creativa? Tengo entendido que te has encargado tú sólo de la dramaturgia, de la
dirección y de la interpretación de uno de sus personajes.
R: Así es. He recogido varios textos del teatro más vanguardista de Lorca –Comedia sin título, El público, Así que pasen cinco años, El paseo de Buster Keaton, etc.- y he incorporado algunos poemas de Poeta en Nueva York, del Diván del Tamarit y de los Sonetos del Amor Oscuro. El resultado, en un principio, era un mejunje que no tenía ni pies ni cabeza, pero después de un mes de trabajo en conjunto con la compañía, hemos logrado que la función adquiera cierta unidad incluso narrativa. Dirigir la obra ha sido mucho más fácil; la compañía Teatröls está formada por jóvenes actores llenos de entusiasmo e ilusión pero que trabajan con mucha profesionalidad. Por último, interpretar y dirigir al mismo tiempo, a no ser que seas Kenneth Branagh, es algo poco recomendable. Por eso decidí tener un personaje cuya relevancia me permitiera ver el proceso desde fuera.
R: Así es. He recogido varios textos del teatro más vanguardista de Lorca –Comedia sin título, El público, Así que pasen cinco años, El paseo de Buster Keaton, etc.- y he incorporado algunos poemas de Poeta en Nueva York, del Diván del Tamarit y de los Sonetos del Amor Oscuro. El resultado, en un principio, era un mejunje que no tenía ni pies ni cabeza, pero después de un mes de trabajo en conjunto con la compañía, hemos logrado que la función adquiera cierta unidad incluso narrativa. Dirigir la obra ha sido mucho más fácil; la compañía Teatröls está formada por jóvenes actores llenos de entusiasmo e ilusión pero que trabajan con mucha profesionalidad. Por último, interpretar y dirigir al mismo tiempo, a no ser que seas Kenneth Branagh, es algo poco recomendable. Por eso decidí tener un personaje cuya relevancia me permitiera ver el proceso desde fuera.
P: ¿Hasta cuándo podremos ver la
función?
R: La obra ya no está en cartel.
P: ¿Y no vais a intentar que os
vuelvan a programar?
R: No.
P: Por lo tanto, ya es imposible
verla.
R: Exacto. (Risas) Hemos
estado dos semanas en el espacio Nicotina y nuestro éxito de público ha sido
bastante relativo. Como no nos la compre un gran empresario teatral, esta obra
desgraciadamente ya no tiene ninguna salida.
P: Una pena. Yo no la he podido
ver, pero me ha dicho un amigo que ha sido lo más interesante que ha visto esta
temporada. Os deseo toda la mierda del mundo.
R: Gracias, supongo.
P: Dime Próspero, ¿cómo ha sido
la experiencia de pasar de los grandes teatros a una función, como tú dices,
con un éxito relativo en una pequeña sala?
R: Ha sido una experiencia muy
enriquecedora. Yo estoy muy mal acostumbrado porque pertenezco al “clan” de los
Miranda y desde que decidí empezar no me he bajado del Teatro Español, del
María Guerrero, de la Abadía, de nuestro fallecido Teatro Albéniz, etc. Gracias
a Imposible Lorca he comprendido lo difícil que es comenzar en el mundo
escénico. Cuando actúas en un teatro grande y miras al público, apenas una cara
o dos son conocidas. Por el contrario, a las pequeñas salas sólo acuden amigos,
familiares y otras personas que vienen por compromiso.
P: ¿Qué recomendación harías a
los jóvenes creadores que quieren hacerse un hueco en el panorama escénico?
R: Que trepen. El mundo teatral
tiene un circuito muy, muy cerrado. Incluso más, diría yo, que el sector
audiovisual. Apenas hay audiciones teatrales, y si las hay, la única forma de
acceder a ellas es a través de los contactos. Por eso les recomiendo que vayan
dos o tres veces al teatro por semana y que esperen al elenco en la salida para
llenarles de comentarios halagadores, inclusive si no les ha gustado la obra.
Para mí, que estoy en la cumbre del sector, es un auténtico coñazo que venga la
panda de “groupies” tras el agotamiento que supone una función, pero por otra
parte comprendo su desesperación por darse a conocer. Si quieres vivir del
teatro, es tu único remedio.
P: Vaya panorama estás dibujando.
R: Así es como funciona. No hay
que tener pelos en la lengua al hablar de estas cosas.
P: Desde luego que no los tienes. Una última
pregunta: ¿por qué te haces llamar Próspero?
R: Mi padre, que en paz descanse,
me leía desde que era chiquitín pasajes de La Tempestad de Shakespeare. Dos
de los personajes principales se llaman como mi nombre y mi apellido, Fernando
y Miranda. Pero a mí el personaje que realmente me gustaba era Próspero. Por
eso mi padre empezó a llamarme Próspero, y por contigüidad contagió al resto de
mi familia. A la hora de elegir un nombre artístico, lo tenía fácil: mi nombre,
mi primer apellido y mi apodo desde niño. Es una forma de incluir el trío
pneumático de la obra.
P: Tierna historia, desde luego.
Muchas gracias por la entrevista. Te deseo lo mejor con Imposible Lorca
y con tus futuros proyectos.
R: A ti. Mucha suerte con vuestro
proyecto.
El "¡Que le corten la cabeza!" es mío. Va con indirecta: corta la cabeza de la entrevista.
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